Pablo tiene siete años de edad y una gran ilusión por volver al colegio para ver a todos sus amigos y profesores, como todo chiquillo con ganas de contar todas las cosas que hizo en verano; lo bien que se lo pasó las semanas que estuvo con la abuela y sus primos.
Pero ese día no llegó, él sin saber bien por qué, no pudo ir al primer día de clase, su mamá, intentando no asustarlo, le explicó que no podían ir al cole porque estaban terminando una obra, pero que volvería al día siguiente sin problema alguno.
Así fue, pudo volver al colegio, ajeno a las grietas, ha podido dar sus primeras clases del curso escolar y jugar tranquilamente por el patio.
Patio del que el ayer volvían los alumnos de la ESO, cuando percibieron que una de las grietas de las que ya tenía el instituto se había agrandado, lógicamente colegio desalojado.
Es indignante saber que el edificio se encuentra en ese estado desde hace ya bastante tiempo, que ha pasado todo un verano en el que se podrían haber realizado los trabajos tranquilamente con aulas vacías, pero no, lo han dejado de la mano de Dios y ahora se encuentra en una situación de desalojo, reubicación de alumnos en otros centros y reuniones para buscar una solución a toda prisa.
Los "técnicos" aseguraban hace apenas una semana que el colegio era seguro, gran negligencia solucionada con una simple disculpa
¿Por qué ha tenido que pasar esto para que la Junta se ponga manos a la obra con el colegio? La inutilidad de nuestros gobernantes parece agrandarse cada día.
Quizás sea porque lo más importante para la Junta de Andalucía de este verano era dar bombo a Susana Díaz y obviamente han tenido que aparcar temas más secundarios...
Pablo comenzará el lunes en un colegio con compañeros y profesores nuevos, y con una pregunta a la que su madre no supo responderle "¿Hasta cuando mamá?"