Pasear por Málaga con ojos de otro es un ejercicio bastante recomendable, hay que reconocer que no es nada sencillo pasar por las calles que ves a diario intentando llevarte una primera impresión. Si lo conseguís, veréis cosas que siempre han estado ahí, frente a nuestras narices, pero que por cotidiano se hacían invisibles.
Con ojos de otro he podido disfrutar de muchas de las bellezas "escondidas" que tenemos por aquí, por que las tenemos, muchas y muy buenas, pero no voy a caer en el 'chauvinismo fácil', en la exaltación a Málaga, eso ya tenemos de sobra.
Con ojos de otro lo que más llama la atención es que Málaga es una ciudad sucia, muy sucia, aceras manchadas, olor a pipí que en esta época se multiplica por tres, pintadas en edificios, cacas de perro (con suerte un día no pisarás ninguna), solares abandonados llenos de basura, playas llenas de nata -y lo que no es nata- que al llegar la tarde y quedarse vacías, se ve como están llenas de suciedad que, después de un ocioso día de playa parece que cuesta mucho esfuerzo llevarse la basura hasta el contenedor que está a unos 10 metros, y así podría seguir, pero no quiero aburrir al personal.
Lo que quiero es abrir ojos, que exijamos tener una ciudad como se merece, empezando por los encargados de mantener la limpieza de esta ciudad, los que deberían dar ejemplo, cuando tengamos un sistema de limpieza efectivo podremos empezar a exigir a los ciudadanos que se guarden de mantener la ciudad limpia y sean conscientes de la importancia de este tema.
Me duele ver Málaga en este estado, tanto como para decirle las verdades sin disfraz, y Málaga ya no es ni 'La bella' ni la 'Ciudad del paraíso'.
